DE AMOR Y LUNA

(Ilustración de Meritxell Ribas)


Escribiré callando el irremediable poema
que nacerá al contemplar la luna.

Tú, que ya eres todo menos tú.
El picaporte de una puerta,
el viento que se detiene a mirarme,
la sangre blanca del hielo.
Habitas la intemperie
sin pisar el umbral.
Amor mío.
Balido del Todo o la Nada.

Será un poema íntimo.
Quizá no merezca la belleza de la luna.
Ni el lamento de los heridos.


Tus manos vacías
ciñendo otros cuerpos
que sí respondan.
Veranos largos como siglos
augurando lágrimas de escarcha.
Y, sin embargo,
sonando sigue entre las ruinas
la risa que te murmuré,
respirando aún
esa extraña pureza que llama Amor
a lo más profundo de un beso.


Y un deseo se descolgará de la luna
al percibir mi frágil desnudo.
Habrá escuchado el febril delirio
de las palabras.

Acaricia.
Penetra tus dedos por las sedas
de los sueños.
Dame, despacio, danza,
cierra los ojos, baila.
Más adentro, hasta
abrazarme el alma.

Será un acto de piedad,
para que no vuelva a sufrir más
la condena de anhelarle.

Amor mío.

Durará un instante.
El tiempo que los ilusos tardan
en notar la angustia.
Después, soledad.
Y la cruel certeza
de saberme inconsolable.

Yo. El sonido de las teclas.
La mitad de algo roto.
El magma de tus ojos
hirviendo en mis venas.

¡Tanto silencio!

Escribiré callando para no despertar
a los cuerdos que ni siquiera
han intuido la luna.
Tan solo sonará el latido que me falta.
Como siempre, a deshoras 
y con los pies descalzos.


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