SESIÓN DE CINE


Nieva en la calle Hierro,
a la altura de los Cines Montesquieu,
donde un gato siamés sobrevive,
tuerto, a las sesiones en versión original
de la Sala Seis.

Ronronean los semáforos sobre la nieve.
En el parabrisas del coche
se concentran todos mis errores
como copos estampados,
y el limpia los destruye
con movimientos hipnóticos
en la confluencia de las Avenidas
Norte y Sur.

Aparco y entro. Aún no estás.

Llegarás tarde, empapado de nieve,
y al sentarte a mi lado
habrá un choque de trenes en Berlín,
pero nosotros no nos enteraremos
porque ya solo tendremos tacto
y tal vez yo quiera rozarte
el pelo despeinado con mis dedos,
y quizá tú derritas la nieve
con un aleteo de pez dulce
que nadie sentirá en sus casas,
mientras cenan o existen.

Y llegas tarde, empapado de nieve.

En la película hablan francés;
hay una epidemia y mueren todos
pero al gato siamés le han encantado
mis botas de ante y tu humedad caliente
y se restriega, dócil, en nosotros.

Parecemos los tres
habitantes únicos
de un espacio imaginado.

Y sé que nunca seremos nada,
       pero me gusta mirar
la forma que tienen tus ojos
            cuando sonrío.


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