MUJER ÁNGULO


Yo qué sé de oídos mudos,
  si acaso el perfil
de una boca contenida,
el cabello recogido
que desnuda el cuello,
  la silueta perdida
de un cuerpo isósceles.

       Qué sé yo,
si donde nacen las avispas
hay un sonido de lluvia
que por las noches
aguijonea sombras lilas.

Pero qué bien para la piel
el baño de tus ojos
derramando violines,
el rubor de mis senos
dentro de tus manos,
esta luz resbalando
como un llanto oblicuo.

¿Qué paredes rotas?
No, solo cortinas blancas,
    un tobogán,
ardillas cerrando
el postigo del viento.

Yo qué sé de remolinos,
si acaso auroras locas
con sombreros amarillos,
   el olor tocando
veinticuatro lunares,
  
   una palabra
       en mi ombligo.

Qué sé yo,
si tu voz eriza el
roce del vientre
y se ha inclinado unos grados
el mundo sobre mí…

transversal respingo
         convexo de clímax,
   de éxtasis,
           de vértice abierto
y corrientes agudas.

   En la tangente,
 una araña bebe leche.


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