
YUKALI
POESÍA N.º 2 - ROSTROS
Revista
digital
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"Inventemos
el rostro de la palabra.
Ojos sin nombre sobre una nariz que respire perlas, ciervos y acuarios de nieve. Cambiemos el rictus del verso, la boca llena de mar y la carne (en ti) disuelta. Seamos duendes –sin descuidar el gesto–, ensartemos luz y aroma hasta comprender el viaje aciago del tacto hacia su olvido. La voz en los oídos escarchados de un cisne negro. Los labios siempre rojos, la frente despejada y cada letra cosida a la lengua con saliva de medianoche, dibujando el óvalo de los cinco sentidos".
En Yukali
Poesía, los poemas nos miran de cerca, escuchan en silencio, huelen la emoción
que provocan, tocan inmóviles y saborean el íntimo pellizco que producen;
Acomodados en las páginas, tejen con sus manitas de versos otra forma de ver,
de escuchar, de oler, de tocar, de sentir. Cuando un poema nos mira, se activa
una voz, cuando escuchamos lo que no dice, se revela un misterio. Ida
Vitale apunta: “leer y releer una frase, una palabra, un rostro. Los
rostros, sobre todo. Repasar, pesar bien lo que callan”.
El
historiador de arte T. J. Clark, refiriéndose a los autorretratos
de Rembrandt, nos dice que “el rostro es la forma del cerebro en el mundo”, y
la poeta asturiana Olvido García Valdés añade: “y la voz, ese
encarnarse del texto en el cuerpo”. Algo de esto debe ocurrir cuando recitamos
en voz alta un poema, pero también cuando lo leemos íntimamente.
Yukali
Poesía puede parecer una revista, pero es una nube. Nace del deseo de compartir
poesía, de crear un espacio de lectura diáfano y sencillo. Tras la selección de
poemas, se va convirtiendo en una antología que recoge diferentes épocas y
estilos, mostrando los múltiples senderos de esa alteridad, todo ello unido por
un denominador común, los Rostros. El cuerpo de la revista está estructurado en
seis secciones que voy a ir desarrollando a continuación:
1. POESÍA ESTADOUNIDENSE (Travesía de ojos)
Poemas
marcados por un estilo libre de reglas estilísticas y una temática
existencialista que aborda de forma ecléctica la vida cotidiana.
Los ojos
fríos de Ezra Pound preguntan a su propio rostro en el espejo:
Oh, ¡extraño
rostro ahí en el espejo!
Oh, lasciva
compañía, oh piadoso anfitrión,
oh, tonto de
mí barrido por el dolor,
¿qué
respondes?
Oh, tú, ¿miríada
que te
esfuerzas?, y juegas y pasas
burlándote,
desafiante, ¡contando mentiras!
¿Yo? ¿Yo?
¿Yo?
¿Y tú?
Los
poetas Beat desprenden su lenguaje directo y crudo. En el
poema de Jack Kerouac aparece un halo de puerta negra, una
nariz aguileña vigilante que ama odiar, y Gregory Corso se
pregunta: en la gran serenata de las cosas, ¿soy el pasaje más omitido? A
la poeta imagista Amy Lowell también le acude una duda ¿Por
qué dejarte a ti para herirme en los filos de la noche? Elizabeth
Bishop nos sorprende con su simbolismo irónico y
modernista, y Hart Crane describe el semblante del puente de
Brooklyn, lo mitifica y exclama: Oh arpa y altar, fundidos en furia
¡cómo pudo el esfuerzo alinear el canto de tu cordaje!
2. MIRADA HISPANOAMERICANA (Otro rostro amanece)
Como en el
poema de Octavio Paz – Nuevo rostro
La noche
borra noches en tu rostro,
derrama
aceites en tus secos párpados,
quema en tu
frente el pensamiento
y atrás del
pensamiento la memoria.
Entre las
sombras que te anegan
otro rostro
amanece.
Y siento que
a mi lado
no eres tú
la que duerme,
sino la niña
aquella que fuiste
y que
esperaba sólo que durmieras
para volver
y conocerme.
De la misma
manera, en los versos del poema Tarde de Juan Gelman, el
lenguaje va a muros ciegos y hay rostros que empiezan de nuevo. Este
apartado hispanoamericano, tan sublime y hermano, nos brinda la voz que
traspasa y que tan bien transmite Dulce María Loynaz: si
dices una palabra más, me moriré de tu voz… estalla en la pasión
interminable de Delmira Agustini: yo creí que tus ojos
anegaban el mundo, abiertos como bocas… Y acaba en el poema de Raúl
Gómez Jattin: al entrar en el maleficio de tu cuerpo,
como un río que teme al mar, pero siempre muere en él.
3. CLÁSICOS (El amor adentro)
Sí, es la
fiesta del amor, el bloque romántico, la profundidad de los sentidos.
Qué bien lo
expresa Vicente Aleixandre en su hermoso poema: Se
querían como la luna lúcida, como ese mar redondo que se aplica a ese rostro,
dulce eclipse de agua… o en la belleza de estos versos de Gerardo
Diego: y que mi alma, en bulto y tacto vuelta, te resbalase en
torno, transparente como tu frente, amor, como tu frente. La frente,
también, en el poema Retrato de Manuel Altolaguirre: Estabas
sola y alta. Yo miraba cómo todos los pájaros debajo de tu frente se
escondían. Complementa este apartado la palabra cierta de Josefina
de la Torre: yo te busqué la palabra con una mirada sola, y tú me
la diste intacta por el círculo de luz. Y la sensualidad de Carmen
Conde: Desnuda y adherida a tu desnudez. Mis pechos como hielos
recién cortados en el agua plana de tu pecho (…) Y tú, flotante en mi desnudez.
4. CONTEMPORÁNEOS (La mueca transversal)
A modo de
homenaje, esta sección comienza con el poeta Ángel Guinda, que
tristemente nos dejó en 2022, pero que siempre permanecerá en sus poemas, en
ese Escribir que tanto necesitaba: Si me quitan la
vida, escribiré con la muerte, cita en uno de sus versos. Mención especial
también para Guadalupe Grande, que falleció en 2021; ella vivía
para y hacia el poema y allí encontraba lo que no sabía pensar de otra
manera: Cuando el tiempo se escapa sin rostro de las manos, dejando un
polvo amarillo en el azogue, es menester estar atentos, son versos de su
poemario El libro de Lilit. Continuamos con Amalia
Iglesias, Desde el piso diecinueve de un rascacielos, y con la
poesía clara y cincelada de Juan Antonio González Iglesias: La
suma de las líneas que he escrito ha dibujado, no mi rostro, sino algo más
humilde: mi cuerpo.
También
publicamos a poetas amigos: María Ovelar, con su
poema Las dimensiones del espejo, abordando el tema de la
edad, David Foronda con Dibujar un cristal es fácil…
pincelado de tal forma que se intuye su filo, y Martín Rodríguez-Gaona,
que nos regala Final de la jornada: Atocha Renfe, de su libro Madrid,
línea circular. Este bloque de poetas contemporáneos se completa con
la poesía afilada y valiente de Miriam Reyes, en antes
de que te lo enseñen por ahí, y con el poeta Rodrigo Galarza y
su Auto de fe, donde se confiesa y riñe a
un dios que a veces se confunde de altar y reza al hombre.
En el bloque
de los y las poetas jóvenes, he escogido una muestra de lo que se está
escribiendo en poesía actualmente: Aitor Francos, respira inane la
voz de la escafandra en Metamorfosis de lo mismo, Félix
Moyano pregunta: ¿por qué no nos hicimos todo el daño de
golpe? Irati Iturritza Errea nos cuenta que Escribir
es tratar de adivinar el sonido que precede a la última caída y Begoña
M. Rueda, en su poemario Servicio de Lavandería, escrito
en plena pandemia, nos habla de la muerte que se apila en cajas de cartón,
junto a los inodoros.
5. ISLA YUKALI (Guiños y latidos)
Pasamos por
casa y encontramos a Penélope frente al espejo, cansada de
esperar, decidida a ser mujer, diciendo adiós a su tiempo congelado, en el
poema de Celia S. Barrios. También intuimos oscilar entre revelaciones
a María José López Tavani mientras Jinetes, jueces y
avaros atraviesan los lugares frágiles de sí misma. El apartado Yukali
1616 es un espacio creado por Manuel Cardeñas Aguirre. El
nombre alude al año de la muerte de Cervantes y de Shakespeare y
a la revista que publicaron en Londres, entre 1934 y 1935, Manuel
Altolaguirre y Concha Méndez. En este rinconcito de
nuestra isla, podemos encontrarnos con poemas de Roberto Bolaño,
Claudio Rodríguez y Jaime Gil de Biedma. Y con el alma viajera
de Aetheria, nos trasladamos al oeste de la ciudad japonesa de
Kioto para visitar el Bambusal de Arashiyama, desde su sección Imagen y
Palabra.
6. MISCELÁNEA DE RASGOS
Creada para
dar oportunidad también a poetas de otras nacionalidades que son menos
conocidos en nuestro país. En los poemas de la ucraniana Natalka
Bilotserkivets se siente la claridad plástica de la imagen y la
poetización de los sentidos. Sus libros fueron muy importantes en la Ucrania de
los años ochenta. Y su poema “No moriremos en París” se ha convertido en un himno para la generación post
Chernóbil. Taro Naka fue un poeta japonés muy elogiado por la
crítica. Su colección de 1965 Ongaku (Música) se caracteriza
por la interacción entre los aspectos visuales, fonéticos y semánticos de las
palabras. La poesía obrera del poeta chino Xu Lizhi es
directa, honesta y oscura, como una herida permanentemente abierta. Explotado
laboralmente en una de las fábricas de la multinacional taiwanesa Foxconn,
terminó arrojándose por la ventana de su habitación. Tenía 24 años. La poeta
nigeriana Ijeoma Umebinyuo intenta, proyectando su poesía
feminista y su activismo poético, destruir el silencio con el que muchas veces
habitamos la realidad racista y patriarcal. Y la poeta danesa Inger Christensen, a
través de su poesía experimental, nos envuelve en la belleza de la evocación y
en la fragilidad entre la vida y la muerte.
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